La sombra de quien fuiste te persigue sin cansancio, no puedes huir, no puedes correr, no puedes esconderte de quien aparece pisando tus talones cuando aún hay luz, no puedes esperar en la oscuridad para que su presencia se marche, pues al fin y al cabo no puedes huir de tus propios pies.
Una metamorfosis física no hace la misma mella que una metamorfosis espiritual y mental, aveces hay que amarnos a nosotros mismos para poder amar a otros y a nuestra propia vida, aceptar nuestro tortuoso pasado en lugar de desear con toda nuestra alma olvidarlo, quitar a quienes nos dañan del camino y aceptar el amor de quienes se lo merecen, nunca dejar las cosas a medias, nunca huir por solucionar las cosas.
¿Huir vale la pena? ¿Olvidar es lo mejor? ¿Llorar a la luz de la luna duele igual o más que enfrentar las cosas cara a cara?
Únicamente esas respuestas pueden saciarse dando un salto de fe, todo es un salto de fe.
El mundo es un lugar lleno de misterios, protege sus secretos e intenta olvidarlos, pero la humanidad se aferra a la historia para tener una guía hacia su futuro.
Del polvo venimos y al polvo volveremos, de este polvo se nutrirá la tierra y nacerá nueva vida después de la muerte. Sin embargo, no todos llegan al mismo destino pese a ser la misma ruta.
¿Qué es lo que nos hace humanos?, ¿es acaso nuestros sentimientos y razonamiento?, ¿nuestra forma de aferrarnos a la vida?
A Lim JaeBeom no le interesaba descubrir la respuesta, solo quería lucrar con los secretos que la arena del desierto quería enterrar. Había vendido su humanidad a una historia que el mundo deseaba dejar sepultadas. Sin embargo, una pequeña ratita le hará ver y dejar en paz aquello que se anhela dejar en el olvido.