Santiago no cree en el amor, piensa que está sobrevalorado. Claro, hasta que conoce a Valentina. Por ella estaria dispuesto a cruzar el Atlántico con sus amigos para poder recuperarla. Puede parecer una locura... Pero en el amor no se vale perder por no haberlo intentado, porque ni Shakespeare, ni José Alfredo Jiménez pueden estar equivocados... ¿O sí?