Holmes chapel, Inglaterra.
1998
-Harry, dime que te dice tu amigo,-preguntó el psicólogo al pequeño niño de cabellos rizados.-¿Es bueno?
El consultorio era un lugar amplio y lleno de libros de diferentes temas y títulos, con un mueble rojo vino tinto.
Harry no respondió, solo jugaba con sus manos.
El Sr. thomson, como decía en su pequeña placa sobre su camisa estaba en frente de él, Observándolo con sus grandes gafas cuadradas.
-Vamos Harry, tu mamá esta muy preocupada porqué siempre te ve hablando solo,-Cerró el cuaderno, y acomodó sus gafas en el puente de sus ojos.- si me dices que tu amigo dice cosas buenas, como las que me contrastes la vez pasada, tu madre se pondrá muy feliz.
Sonrió.
Pero su expresión cambio de inmediato, y dijo;-Es que ellos, son malos con los demás y no conmigo.
el psicólogo quedo atónito.
-Son más de...,-Trago saliva, y carraspeo.-¿son más amigos?
-Si.
Se enrojeció.
-¿y ahora, que te dicen?-El mayor se cruzo de piernas,-¿Son cosas dulces?
-No, no lo son, dicen...-Harry se tomó por sus rizos tratando de tapar las orejas con su cabellos largos.-Dicen... que usted es malo, muy malo.-Grita.-y que solo me hace...
-¿Te hago que?-Pregunto con los pelos de punta-¿Que?...
-Me hace...,-Tomó su pelo con más fuerza, jalandose así mismo con locura y contestando con una voz gutural.-Me hace...¡DAÑO!
...
-Mamá, el señor thomson, dice que ya puedo dejar de venir a verlo.-Sonrió contento.
-¿En serio, Harry?-Jay lo miraba con orgullo desde arriba, sujetaba su mano, apenas estaban saliendo del consultorio.
-Si, si mamá.-Tomó saliva.-El también dice que no me va a molestar.
-¿El? ¿El quien, amor?
-Mi amigo, mami.
Jay vio correr dos enfermeras, al parecer, a donde la oficina del psicólogo estaba, escuchó gritos, y una manta de sangre apareció en el piso del pasillo, justo en frente del consultorio.
Ahí vio a su hijo con terror, y cuando este volteo a conectar sus ojos con ella