Cuando la vida tranquila de Kevin comenzó a caerse a pedazos encontró un hermoso refugio entre las paredes de la enfermería pintadas de color crema, en caminatas por el parque al atardecer, en las aromáticas plantas del huerto, en las flores y aves pintadas en acuarela que día a día veia en aquel cuaderno viajero y en las interminables letras de los articulos que semana a semana publicaba en el periódico escolar. Kevin descubrió que no se necesitan muchas cosas para alcanzar la felicidad y que a veces un té de Manzanilla puede curar mucho más de lo que se cree, así lo dijeron los científicos según Vincent. Advertencia Esta historia tiene contenido homosexual, si no eres afín al genero te recomiendo que no leas Portada por @Mirros
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