No quedaba mucho tiempo, su vida se iba agotando poco a poco al igual que la sangre que corría desde sus muñecas.
Se acercaba el inminente final, sostuvo firmemente entre sus manos el collar hecho de plata con un especial brillo incandescente que a manera de ramificaciones formaba un corazón. Ella sabía que su propia existencia se desvanecia, cerró los ojos y tomó fuerza para enfrentarse al final con valentía,tratando de recordar como fue que comenzó su hermosa y sangrienta eternidad.