Estaba tan frío el aire que mi cara se sentía seca al caminar y mi nariz picaba. La parte de abajo de mis pantalones escurrían pequeñas gotas de agua sucia de los charcos y mi cabello ordenado comenzaba a gotear. Acomodé bien la mochila en mis dos hombros antes de entrar y sentarme en las bancas de en medio silenciosamente, sin nadie viendome realmente. Recuerdo que entró después de Mr. Kim Jung, con la corbata mal puesta y la cabellera desordenada, su sonrisa era coqueta y sus labios perfectamente humectados a pesar del aire helado.