-¿Por qué no te has ido aún? -Porque me preocupas. -Yo no preocupo a la gente. Todos me odian y yo odio a todos. Es recíproco. -Eso es muy triste. -He dicho que odio a TODOS. -¿A mí también? - A tí sobre todo. - Pues, ¿sabes? - dijo, poniéndose justo al frente de mí, de manera que puede ver en sus ojos que no estaba de broma - Yo no te odio a tí.