Todos tenemos sombra, y todo tiene, desde los edificios más grandes hasta las flores más pequeñas, incluso las nubes, los gases y el agua... Desde el antiguo Egipto se empezó a hablar sobre las sombras, se decía que eran un truco del dios del sol para asustarnos, mas hoy en día no le damos la importancia más mínima, nuevamente digo: Todos tenemos sombras y no en sentido figurado solo que no son importantes para nosotros, solo son nuestras calladas acompañantes, nuestras silenciosas compañeras tanto en la multitud como en la soledad. Y lo más triste no es que están confinadas a seguirnos hasta el fin de nuestros días, si no que. Nadie habla con ellas. -Excepto yo... Acompaña a Marcus y a su sombra por un viaje de romance y misterio cubierto bajo las telas de la incertidumbre de un asesinato cuyas pistas no existen.