Cuando vean al viejo Joaquín sentado por ahí con su botella de vino oscuro y agrio, no le griten más "...viejo borracho, anda a trabajar mejor!", porque este hombre cansado, triste y humilde cuan perro apaleado, fue una vez un joven formidable y enérgico. Más aún, con sus cartas fogosas fue héroe milagroso durante la guerra de La Dictadura en Chile y también durante La Guerra de La Calle Larga de Valva en Dinamarca.