Ser soldado en la Segunda Guerra Mundial no es agradable. Ver morir a tus amigos, vivir en las trincheras, tener el miedo en el cuerpo constantemente... Hay veces que de ver tanto odio a tu alrededor el amor no tiene cabida en tu cuerpo, pero siempre hay esperanza de que las cosas mejoren y siempre hay alguien que se ata a ese poquito de amor que habita en su cuerpo a través de las cartas, cartas que espera que lleguen a esa persona tan especial que le sigue dando fuerzas para vivir entre tanto caos.