No le niegues al mundo el don de tu sonrisa,
Perfecta, sincera, llena de amor y de vida,
No niegues al mundo aquel suspiro del alma,
Aquel ocaso vivo que penetras con una mirada.
No le niegues al mundo el suspirar profundo,
Pues embelleces todo, todo parece otro mundo.
No le niegues al mundo la alegría por la vil tristeza,
Pues ya es suficiente ver tus ojos con pena.
No le niegues al mundo brillar con tu presencia, no te agites, no desfallezcas, no te prives; canta, baila, vuela en tu mundo, convierte todo en ti, pues lo único que quiero es verte sonreír.
Como la luz que entra por la ventana de mi cuarto por las mañanas, tal cual llegaste tu a mi vida...
Somos pecadores por buscar solamente la felicidad para nuestro propio corazón.