- ¿QUIÉN ANDA AHÍ? - ya no podía más con mi garganta, estaba muriendo de hambre, y de sed. Mi cuerpo duele. Mis manos están ardiendo. - Soy yo, cariñito, pasaste que me alejaría de ti? Nada, me oyes? Nada ni nadie podrá separarnos- dijo, y lo siguiente que oí fue un disparo.