Ella; la que siempre tenía pensamientos con un final retorcido. Nadie la entendía.
Él; el que siempre tenía pensamientos con un final feliz. Tenía muchos amigos.
¿Quién lo diría? Dos almas distintas destinadas a estar juntos. Aunque claro, como toda historia de amor siempre se presentan obstáculos. Que serían capaces de romper el pequeño lazo que mantenía su amistad. Que a pesar de discusiones y peleas "serias", dejaban pasar el rato y luego se daban un abrazo.
Los niños también sienten eso. A temprana edad, es esa pequeña presión en el pecho la que te indica que estás enamorado.
Algo que Chara no estaba acostumbrada a sentir, y mucho menos Asriel, a quien por ser el hijo de aquellos que reinaban en el lugar, lo rodeaban chicas pordoquier.
"Las más hermosas del subsuelo" Alardeaban todos los muchachos que anhelaban ser tal cual como él. Quizá esas muchachas se interesaban en él por fines económicos, la familia Dreemurr le abundaba el dinero, o bien por el gran corazón que tenía ante el pueblo.
Por otro lado, Chara.
La que por suerte y lograba tener dos amigos, quienes básicamente eran sus padres. De alguna manera no lograba encajar entre los niños de su escuela, todos botaban rumores de que había asesinado a sus parientes -y en efecto, era así-, era una razón suficiente como para alejarse de ella. Pero eso no fue culpa de la niña, padece una enfermedad que sólo el que la tenga puede comprender por todo lo que pasa cada día de su vida. Desde que aquél trastorno se hizo más notorio, sus pensamientos tomaron un rumbo algo distinto, masacres, torturas, asesinatos, era lo único que pasaba por su cabeza todo el día. Fue un impulso que la llevó a planear la extinción de la humanidad, o la creación de un mundo en el cuál ella fuese la diosa y creadora. La reina. Lástima que alguien que se hubiese metido en su camino, impidiendo que cometiera lo que nadie era capaz de hacer. Lástima que también...
Logró ocupar un lugar