Yoongi era feliz, muy feliz. Tenía una buena familia, con un padre empresario y una madre actriz, y prontamente, tendría una linda esposa. Sí. Yoongi era muy feliz. Hasta que llegó él, y con besos, caricias, y palabras, fue quebrando pedazo por pedazo la máscara que se había construido con sueños rotos, lágrimas y resignación. ¿Cuándo la máscara se volvió otro yo?
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