Ryu es un universitario promedio, al que la falta de una figura paterna (aunque sí tiene a su padre, éste no pasa mucho tiempo con su familia) le ha consensuado actuar muchas veces de manera indisciplinada y rebelde.
Todo sigue su curso, la indisciplina y rebeldía de Ryu no parecen grandes obstáculos que le impidan estar en un valor por debajo de los chicos promedios de su edad. Un día como tantos fines de semana, Ryu regresa a casa ebrio, tras pasar la noche en un centro nocturno de Tokio, al que solía ir a divertirse con algunos amigos de la universidad. Todo parece tan normal a excepción de que encuentra a su familia muerta.
En el funeral de su familia, Ryu se quiere suicidar por el vacío que siente, y también porque no se siente merecedor de la vida (él es consciente de sus fallos y drásticamente cree que lo mejor es abandonar el mundo, suicidándose). Alguien lo detiene (un amigo de su papá que aparece en el funeral) y le hace ver que su muerte sería un desperdicio, Ryu entra en razón y decide hacer algo en memoria de su familia, vengarse; porque sólo así cree, su familia podrá ser honrada, pues no quedarían impune sus asesinatos (el amigo se su papá, Nakamura, le dice que le ayudará a ejecutar su venganza y así lo hace).
Adelin debe enfrentarse a un juego enfermizo mientras convive con un asesino serial y un chico que lo da todo por ella.
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Todos culpan a Adelin Rivas de la misteriosa muerte de su madre.
Nadie quería cruzarse con la "chica tragedia", porque se decía que por donde ella pasaba, solo dejaba desgracia.
Le acusaban por cada hecho extraño sucedido en aquel lugar. ¿Era culpable? Nadie tenía la certeza, pero algo sí podían asegurar: todo se relacionaba con ella.
¿Coincidencia? No lo creo.
Cuando todo parecía no poder ir peor, su cuaderno de canciones cayó en manos de un demente. A partir de ahí, deberá enfrentarse a ese juego enfermizo mientras convive con otro asesino serial y un chico que lo da todo por ella.
Preciosísima portada ilustrada por la talentosa @imfleurie