Tarde se hacia para la reunión pactada el día anterior, no sabía muchos detalles del evento en cuestión pero de igual modo decidió asistir. Fue un comentario de pasillo, algo discreto que fue a parar hasta su oído curioso, pero qué se le iba a hacer, era su naturaleza entrometerse en lo ajeno. Era una noche fría, algo nebulosa, esas de luna llena y misticismo en el aire. Debió suponerlo previamente, era martes, un día especial de trabajos, si es que sabes a que me refiero. Era la noche idónea, y el la víctima perfecta.