"Estuve allá aproximadamente tres horas. Cuando de repente, una mano arrugada me tocó el hombro. En ese momento, me puse a gritar de miedo. Cuando cesé mi grito, me di vuelta, y vi a un viejo que usaba un piloto negro con una barba blanca y con aspecto pálido. Me preguntó que me pasaba con una voz débil. Le dije que le había pasado a mi esposa, y también le dije que no sabía por qué se quemó en tal edificio. No me contestó, solo me dio una hoja de papel que tenía en su mano y se fue..."