Después de la tormenta viene la calma, dicen. Y después de la calma, viene la tormenta, digo. Desde que Eric se fue, todo en mi vida se puso patas arriba. Mi vida era normal, desde que llegó, se fue y volvió. Para mí, es alguien más y único en mi vida, para los demás, no existe. Y eso tiene muchas ventajas, y muchos inconvenientes. Una de ellas, que siempre está a mi lado y uno de ellos es que no puedo sentirlo al tocarlo. Y no sabéis cuánto me duele no poder hacerlo porque siento que no está y que no es real. Y no es un sueño, ni tampoco es una locura, Eric, está en mi vida y ha vuelto para quedarse, después de cuatro años, como si nunca me hubiese hecho daño. ¿Creéis que estoy loca si os digo que con 17 años tengo un mejor amigo imaginario? Para esos amores imposibles, pero que siempre están ahí, los que nunca serán olvidados.