Corre corre.
No podía parar de repetirme esas palabras. Tenía las piernas ardiendo por el esfuerzo. Las ramas me golpeaban el rostro haciendo pequeños cortes en la piel. Aún así seguía corriendo en medio de la oscuridad del bosque.
Algo me perseguía, lo sabía con certeza, pero el qué, no lo sabía. Seguí corriendo hasta que choqué contra algo fuerte y caí de bruces al suelo.
-Kaitlin...- susurraban mi nombre- Kaitlin abre los ojos...
Los abrí y lo último que pude ver fueron unos intensos ojos verdes que me observaban.
(...)
Mi nombre es Kaitlin, todo iba absolutamente bien hasta que apareció él. Ahora mi vida está patas arriba.
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