Tengo miedo, me concentro en imaginarme su rostro y allí está, sonriendo y tocándose el pelo tímidamente.
Aprieto los ojos con fuerza para aumentar quizás la nitidez de este extraño estado de trance, tan cerca del sueño y a la vez muy próximo a la realidad.
Lo conseguí, ya puedo oírle llamándome, haciendo uso de palabras duras, pero con una simpática risa en la cara.
De repente me veo a mí misma caminando, nerviosa, prudente y lentamente. Él, se abalanza, posando sus pulgares en mis mejillas y me sonrojo:
-Te quiero.- dice, sin poder recibir respuesta, pues atrae mi cara y pega sus labios a los míos.
Cuando empiezo a sentir el beso, me despierto.
Duele, seguir teniendo en mente a alguien al que no le importas, duele temer perder a alguien que nunca has tenido...
Él duele.