Se encontraba dormido bajo las sábanas, cuando el sonido de disparos resonaron en su pequeña habitación y lo despertaron de golpe. Todo estaba oscuro cuando su madre entró de manera apresurada, lo levantó de un tirón, tomándolo entre sus brazos y se lo llevó con ella.
Recuerda que su padre los estaba esperando en la puerta que siempre estaba cerrada, pero que en ese momento esperaba por ellos. Los abrazo y les dio un beso a cada uno, sus ojos estaban acuosos y su madre fue la que se aferró a su padre tanto como pudo y le volvió a besar. Esa fue la última vez que estuvieron los tres juntos.
Su madre y él, entraron a un estrecho pasillo que los condujo a la puerta que daba al jardín por la parte frondosa y oscura de éste. Lo siguiente que recordó fue haber despertado en una habitación que no era la suya, con la cabeza y el brazo izquierdo vendados y la hermosa sonrisa de un niño de cabellos negros dándole la bienvenida a su nueva vida.
Trece años después, se encontraba de nuevo en la casa que una vez fue suya, dispuesto a tomar la vida de quien tomó la de sus padres, sin imaginar que el único crimen que cometería sería hacia su propia persona.
Sehun estaba en el lugar y el momento equivocado. Una simple noche de fiesta lo llevó a ser partícipe del suceso que daría a su vida un viaje sin retorno.
"Esa noche, el único crimen que Luhan cometió fue haberse fijado en Sehun y la pena que debía pagar era perpetua, por ser el culpable de haber matado el corazón de Sehun."