¿Estamos a jueves, quizás sábado? No estoy seguro. Las horas pasan y yo solo sé que el sol sale en la mañana y se esconde por la noche ¿Estúpido, no?
En estas circunstancias, cualquiera diría que doy pena y le encontraría toda la razón, no sin antes tratar de defenderme diciendo que las puestas de sol son a la única verdad a la que me puedo aferrar por estos días, aunque suene como mierdas cursi de poeta rayado; es lo único que puedo asegurar que es real luego de todas esas visiones borrosas de las pastillas...
-Tomarás esto por la mañana. Estarás un poco aletargado, pero es normal.
-No soy muy bueno tomando remedios.
-Te acostumbrarás. -Soltó mientras escribía cosas en su libreta- También te recomiendo que escribas, algo así como un diario. Te ayudará a descargarte.
-Yo no quiero descargarme, quiero dejar de sentirme...sucio. Quiero volver a verlo. Quiero disculparme. -Una lágrima se me escapó sin darme cuenta.
-Ya van 3 meses desde que no lo ves, Nicolás. No te tortures con la situación. No puedes hacer nada . Si él hubiese querido arreglar las cosas, ya hubiese vuelto. Debes dejar de culparte a ti mismo por todo lo que paso. Es tiempo de que avances... -Colocó una de sus manos encima de las mías-...de que olvides.
Aparté la mirada.
-Lo siento, pero no puedo. -Saqué mi mano arrastrándola y me paré de la silla- Es mejor que me vaya ahora. -Me sequé las lágrimas y miré por ultima vez su reluciente placa de psicología. Había tocado fondo sin darme cuenta y esa placa me lo gritaba- Hasta mañana.
Gracias a Dumbledore, un pequeño y travieso Draco Malfoy de 4 años viaja al futuro a conocer a Hermione y Crookshanks. El pequeño al volver a su tiempo, busca a Hermione de pequeña y le promete que se van a casar, sin saber que esta promesa luego se empañaria por un evento traumático a sus 5 años.