Estábamos ahí, a centímetros de distancia, yo observaba sus labios, y ella los míos, parecía mágico, pero solo pude sonreír torpemente cuando sus ojos se encontraron con los míos. Supe en ese instante, que ella sería mi perdición. Fue así, como tiempo después, cuando yo ya me encontraba enamorando de ella; cuando tenía que partir lejos de mí.. Estaba a punto de perderla, y yo no podía hacer absolutamente nada.