Crecer. Madurar. Son ambas cosas muy complicadas en la vida de una adolescente, y sobre todo una tan revoltosa y arriesgada como Camila. Era verano, pleno verano, se acercaba pronto el otoño. Camila siempre fue consentida por sus padres y estaba acostumbrada a eso. Hasta que una noche, específicamente la noche de su cumpleaños las cosas cambiaron. Y una simple apuesta la llevó a vivir las situaciones más arriesgadas en un lugar practicamente desconocido para ella. Completamente sola. O bueno, no tan sola. Un mes, completo, un mes que llegó a cambiarle la vida.