Las cosas no siempre salen según lo planeado, eso es algo que aprendí a lo largo de la vida, yo quería casarme con el que decía que sería el amor de mi vida y aquí estoy sentada en una de las bancas del viejo parque de mi infancia, mientras las espesas gotas de lluvia empapa mi blanco vestido de seda el cual usaría hoy para unirme en santo matrimonio. Definitivamente, las cosas no salen según lo planeado, pero, hay que aprender a dejarse llevar, hay que aprender a disfrutar los cambios que el destino nos manda por que al fin y al cabo son para cambiarnos a un nuevo camino, uno mejor.
Material original
no copia
para adaptación favor de consultar
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