La verdad, ni quería. Me obliga -mi terapeuta- a escribir mi historia al menos una vez al mes. No es como si pusiera un arma en mi cabeza y gritara "¡Escribe tu puta historia!", pero se pone bastante pesado. Dice que -en teoría- me ayudará a salir de lo que sea que cree que tengo. Ojo, le tengo cariño, pero esta intro va más para cabrearlo que para darme a conocer -igual que el título-, la expresión más literal de mi historia. Como sea, soy Derek. Bienvenidos a mi diarrea verbal.