Richard Castle la recuerda. Como si fuese ayer. Como si el tiempo no hubiese pasado. Y es que ella llegó a su vida de pronto, justo cuando más necesitaba una mano amiga, una mano a la que aferrarse y no saltar al vacío. Y cuando el destino vuelve a cruzar sus vidas él, lleva una carga pesada, una hija de 4 años herida hasta el extremo, un cachorro de Bulldog, un libro por concluir.