La diosa de la luz no tiene problemas para encarar a la sociedad de Agharta, sea el país que sea y con los reyes que sean, pues todos creen en lo que dicen los mitos: Eleni es amable, dulce, muy delicada y sabia. Sin embargo, Celery sabe que por dentro ella es mucho más divertida que eso. Prefiere apurarse a volver a casa para estar con Adras y desafiarlo a cualquier juego que obviamente él perderá. Pero con la madurez las cosas cambian y hace tiempo que su amigo ya no puede jugar con ella al regresar de sus actividades como diosa. Ahora, él parte en una intrincada misión en un país lejano, Lynne, y Celery debe ocuparse de un conflicto religioso en el sur de Cesycia que acapara toda su atención, especialmente porque el principal heredero al trono de Cesycia es ateo y muy terco, casi o más que la misma diosa de la luz. Si alguien podría desafiarla, ese sería él. Pero hay más cosas que esta joven de solo dieciséis años debe atender, como que a alguien en Lynne no le agradan las diosas... y mucho menos quienes descienden de ellas. Portada hecha por Marta Cuchelo @Spirula