-Podrías dejar de ser tan testaruda? Solo quiero ayudarte Alex.
-Entiéndelo de una vez!!, no necesito tu ayuda, puedo tomar el autobús y ya...- no entiendo porque insiste tanto en ayudarme, yo puedo cuidarme sola- y si me disculpas, debo irme antes que se vaya-
Al girarme, que creen? Se fue el autobús sin mi. Que significa? Que necesito que este tarado me lleve a mi casa en su auto....mierda.
Fastidiada, gire de nuevo hacia Matt, y el muy hijo de p... mami, sonreía burlándose de mi y con una mirada de "decías?".
-Lo hiciste a propósito- le dije señalándolo enojada.
-Si...lo hice- dijo el idiota con esa hermosa sonrisa de anuncio de pasta dental...espera...porque dije eso? Ugh...necesito un lavado de cerebro para olvidar que pensé eso.
-Solo llévame a casa y desaparece.
-De acuerdo- y sigue esa sonrisa.
-Si no dejas de sonreír te tumbare los dientes.
-Esta bien, esta bien, vamos, ya pronto oscurece.
-Vamos.
Alex, una chica muuuuuyy testaruda que siempre hace todo por su propia cuenta, no necesita la ayuda de nadie, o al menos eso quiere demostrar, y Matt, un chico super insistente, que hará lo posible para conseguir lo que quiere, romper ese muro que a Alex le costo tanto trabajo construir, y conseguir su amor.
Muchos pensaran que es otro típico cliché, pero...lo es?
Esta historia es completamente MIA, si hay cualquier parecido con alguna otra historia es pura coincidencia. No permito ninguna copia o adaptación.
Fuera de eso, espero que la disfruten, voten, comenten y si tienen sugerencias, bienvenidas sean.
Besos 😘
-Es imposible que después de siete años sigas sin amarme, Lenna. -Dijo antes de salir dando un portazo. 《Adiós a mi relajante baño.》 Pensé mientras salia de la bañera y me ponía el albornoz blanco.
-¡Lucian! ¿Puedes esperarte un momento?
-Quiero que le digamos la verdad a Daniel, no merece crecer sin saberlo. -Mi corazón dejó de latir al oír eso.
-N-no podemos...
-Si que podemos, Lenna. -Suspiró. -Ya se que acordamos que se lo diríamos cuando tuviera diez años, pero ya no aguanto más.
-Por favor, Lucian. No se lo digas. -Supliqué. -¡Me odiará por eso! ¡¿No lo entiendes?! Me odiara y ya no querrá saber más nada de mi y yo... yo... Volveré a recaer. -Dije sintiendo las lágrimas caer por mis mejillas.
ººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººº
#8 en Reconciliaciones.