Al fin, Jongin después de tanto tiempo de trabajar sin descanso, tendría sus merecidas vacaciones. Había decidido que serían en un crucero. Gozaría todo un mes de las delicias exóticas que le ofrecerán las islitas de los arcipelagos de Oceanía. Oh, ya se podía imaginar descansando en una hamaca bajo la sombra de palmeras, con una agüita de coco, con el viento dándole directo en la cara. Su piel se pondría más tostadita y sexy de lo que ya era. Ahh, magníficamente perfecto. Ya lo tenía todo planeado. Nada le sadría mal. O eso pensaba...