Y yo estoy aquí, junto a mis tachones a los que llamo dibujos junto a esa pared, sola, pálida a la que miro. Los bastardos somos introvertidos, con lagrimas para adentro, iracundos que decidieron tomarse un rayo de sexismo, para hacer esta vida mas llevadera, sensación tan rara que aun no entendemos, y todos llaman: vida. Una partida de insectos no desarrollados, adolescentes paganos y tontos, que mueren por banalidades incomprendidas, como estas letras.
Mientras tanto me ahogo en un sinsabor de resentimiento y furia que quiere salir y acabar con esto, pensando en una idea; la muerte. Triste estación, clímax del ser humano. Juzgando como la ley, el tipo de condición, tan deprimente en la que me encuentro. Los vidrios se rompen, los huesos también, ellos caen y estallan. Oyéndose como estruendosas tormentas - de solo pensarlo me dan ganas de destruir no solo cristales, acabar con esta agonía que no entiendo.Son luces bajo y sobre todo, en esta singularidad, encendiendo las sombras, una patria de oprimidos, masas de peregrinos "positivos".