Atentamente suyo, Jack el destripador. Robert Bloch »EI asesino utilizaba un cuchillo... con gran pericia. Seccionaba gargantas y cortaba... ciertas partes de los cadáveres después de la muerte. Escogía víctimas y lugares con diabólica premeditación. Nadie le vio ni le oyó. Pero los guardias, al hacer su ronda al amanecer, tropezaban con la desdichada víctima del Destripador. »¿Quién era? ¿Qué era? ¿Un cirujano loco? ¿Un carnicero? ¿Un científico demente? ¿Un enfermo mental escapado de un manicomio? ¿Un noble psicopático? ¿Un miembro de la policía londinense? »Luego apareció el poema en los periódicos. El poema anónimo, destinado a poner fin a las especulaciones... pero que sólo consiguió aumentar hasta el frenesí el interés público. Una burlona cuarteta: No soy un carnicero, ni tampoco un mendigo, ni un médico demente, ni un loco matador: soy su sincero amigo, atentamente suyo: Jack el Destripador. »Y el 30 de septiembre, fueron cercenadas otras dos gargantas.