Al nacer, a cada individuo en Valasia se le otorga un cristal único que con los años adquirirá uno de los siete colores que identifican a cada una de las siete ramas existentes. Así, dicho color determinará si el portador será Alquimista, Guerrero, Artista, Domador, Vitalista, Mago o Metamorfo. El sistema no ha fallado ni una sola vez en miles de años, y por eso Kayssa no entiende por qué su cristal no se ilumina. Desconcertada y ansiosa por pertenecer a alguna rama se pregunta si acaso existe una explicación, lo que la sumergirá junto a sus amigos en la búsqueda de su luz por un mundo plagado de magia, seres fascinantes y leyendas y peligros que quedaron olvidados mucho tiempo atrás.