Una maldita apuesta. Eso fué lo que me trajo hasta este punto. Estaba en las pruebas para el grupo de animadoras, lo que -si es que entraba- me llevaría inmediatamente a formar parte de su estúpido escuadrón de estúpidas. Y lo peor, es que como soy genial en gimnasia y danza, (palabras de mis amigos, no mías) es muy probable que entre.