La vida en ocasiones nos da segundas oportunidades, nos da momentos que quedan inscritos en lo más profundo de nosotros, nos da caminos a escoger y desiciones que tomar. Muchas veces nos cerramos en un mundo solitario cuando las heridas son más profundas de lo que podemos tolerar o más fuertes de lo que creemos ser capaces de aceptar y es en ese preciso tris en el que pareciera asomar un pequeño rayito de lánguida luz a través de una profunda oscuridad, cuando de pronto aparece un alma que si en un principio no fue nada, más tarde se vuelve todo. Es difícil volver a amar y lo es aún más cuando la persona a quién amas es la misma persona con quien te es imposible estar, cuando esa persona te empuja y te salva una y otra vez de caer en su abismo, cuando esa persona es quién presiona y afloja la cuerda que te sostiene, quien te atrae y te destierra de un mundo completamente suyo... Pero, a pesar de ello tratamos de dar todo de nosotros, desgastarnos, destruirnos, olvidarnos y vivirnos como si fuese el último instante de nuestras vidas, cuando sólo importa hablar y sentir al otro, incluso si es sólo para discutir o pelear. Y así fue para Cassie, así fue el lapsus de vida que compartió junto a Benn, el lapsus de infinito que se entregaron y la vida que les faltó por darse. Para Cassie el mundo era Benn y para Benn la vida fue Cassie, pero no siempre se puede vivir un mundo y una vida que deseamos, no siempre el amor basta, no siempre la paz es la mejor alternativa, no siempre se está con quién amas hasta la más mínima fibra de tu cuerpo... No siempre los infinitos son infinitos. Esta es la historia de Cassie y Benn, de la oscuridad y la luz, de la muerte y la vida. La historia de aquellos que aunque se aman y amarán hasta los últimos momentos, jamás podrán obtener un para siempre. La historia de lo imposible.