Natalia, una chica del montón, pasaba desapercibida por el Instituto, se sentaba al final de la clase para que no se fijáran en ella e intentaba no destacar mucho. No era ni guapa ni fea, ni simpática ni antipática, ni maja ni borde; simplemente era ella. No confiaba en nadie ni en nada, sólo en aquel diario que se encontró en el cuarto de la limpieza, eso cambió su vida por completo. Y por supuesto no nos dejemos a Jake, el popular del Instituto; porque resulta que tienen más cosas en común de las que ella podría imaginar.