Hace muchos, muchos años, en el antigüo reino de Haighdell, nacieron dos hermosas niñas de pelo negro cual noche y ojos profundamente oscuros. El pueblo, sorprendido ante la extraña belleza de las niñas, divulgaró la noticia a todos los lugares del mundo mágico, despertando la curiosidad y envidia de muchos. A la edad de 12 las niñas desvelaron su poder, Urutari, obtuvo el poder del infierno, sus llamas podrían acabar con un reino completo con tan solo chasquear sus dedos. Sus ojos dejaron de ser oscuros para convertirse en color ámbar. Ringtari, por su parte, desarrolló el poder helado, sus tempestades podían acabar con un reino sin esfuerzo, sus ojos se volvieron azul claros como el agua cristalina. Ambas niñas estaban muy unidas, lo que hacía que sus poderes fueran todavía mayores. A la edad de 16, sus padres eligieron prometidos para sus amadas hijas, pero Urutari rehusaba casarse y jamás conoció a su prometido, más Ringtari se enamoró perdidamente del alma oscura de su prometido, Vornûn, quién deseaba el poder de las hermanas. Tras tres años de matrimonio, Vornûn llevó a cabo su maléfico plan, asesinó a los reyes e hirió profundamente a Ringtari, pero antes de que pudiese acabar con su vida Urutari se lo impidió. Vornûn huyó escondiéndose entre las sombras, y Urutari, desesperada al ver que la vida de su hermana se escapaba entre sus dedos sin poder hacer nada, la sumió en un sueño profundo y encerró su alma y cuerpo en una rosa, cuya flor se congeló protegiendo a la herida princesa. Urutari huyó, junto con unas pocas brujas que habían sobrevivido, del reino que una vez fue su hogar.
La profecía recita que para romper el hechizo, se debe mezclar la sangre enemiga, la enamorada y la creadora, en el cáliz sagrado de Urdor. ¿Conseguirá Urutari completar esta peligrosa misión?
Él con un pasado olvidado.
Ella con una misión peligrosa.
En un mundo dónde no todas las princesas son salvadas...¿Lo conseguirán?
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Lin Yi, un trabajador de oficina muy trabajador, murió una noche por exceso de trabajo. Cuando abrió los ojos de nuevo, se encontró en el cuerpo de un personaje que había sido carne de cañón y que había sido casado con un magnate como parte de una alianza comercial entre dos familias adineradas.
En este matrimonio, Lin Yi era prácticamente invisible. Su dominante marido nunca volvía a casa, dejándole sólo una asignación mensual de cinco millones de yuanes.
Lin Yi: ¡Qué buena oferta! ¡Es hora de vivir la vida como un adicto al sofá!
Aparte de eso, Lin Yi también tenía un hijastro llamado Huo Mianmian, un niño de tres años que era pequeño, suave y hermosamente refinado. Sin embargo, el niño generalmente era muy tranquilo y cauteloso con los demás, no se acercaba fácilmente a nadie.
Lin Yi no tenía que preocuparse por criar al niño, disfrutaba de su nueva libertad, su única preocupación era cómo gastar su dinero.
Cuando estaba feliz, compraba un inmueble comercial; cuando no estaba feliz, un coche deportivo...