Y aun seguía preguntándose, como su novia había llegado al extremo de llamarse gorda. Y no lo estaba, siempre había sido una chica delgada. Aquella obsesión por ser cada día más delgada, lo estaba volviendo loco, necesitaba una solución, necesitaba ayudarla.
Aquella no era la chica que sonreía frente al espejo, sintiéndose bien consigo misma. Ahora era insegura, cada 5 segundos se repetía que necesitaba bajar más kilos, que no debía comer hasta ser más delgada.
«Quiero ayudarte amor, por favor, déjame.»
Todo comenzó en el momento en que mi madre decidió que seria una buena idea enviarme a un campamento de verano así, no pasaría las vacaciones encerrada en mi pieza, pero no contaba con el hecho de que en ese lugar seria acosada por los chicos mas condenada mente ardientes del lugar, y seria víctima de sus juegos ¿soy el juguete nuevo?