Muchas personas piensan que por el solo hecho de seguir a Dios ya no podrás divertirte, que para seguirlo tienes que convertirte en un mojigato o en una persona aburrida. Yo tengo una opinión diferente y en esta pequeña historia planteare algunos de mis puntos de vista en base a este tema. La historia se centra en dos personajes (Elizabeth y Carlos) Ambos cristianos de dieciséis años los cuales tendrán que mantener su fe para no alejarse de Dios y demostrarles a sus amigos que la vida con Dios es posible y que no es necesario olvidarse de la diversión.