Las vértebras de mi espalda que se erizaban a tu tacto, tu tonta sonrisa que hacia efecto en mi, y tus manos que solían sostenerme cuando caía.
Pero eso ya no importa, siguen los días grises para mi, la tormenta me eleva y me sumerge en un mar profundos de recuerdos que no tienen descripción en mi triste memoria, y lo que se suponía que te importaba lo dejo de hacer. Y entonces a veces me admiro como aun así que ya no me quieres, sigo intentando hacerte feliz, que ya no me piensas, ni me escuchas, y tampoco me sueñas. Quiero hacerte tan feliz aunque yo internamente no lo este, era mejor persona por ti, solo porque me hacías tan feliz y me olvidaba lo miserable que era mi vida. Pero esto ya acabo, y yo me he cansado de insistir, me tocara verte lejos (más de lo que ya estas) y quizás con otra, sin quererme, sin amarme. No puedo exigir mas que me ames, no puedo volver a llamar a tu puerta cuando se que no vas a abrir, he aprendido y me equivoque cuando creí que pensabas como yo.