-Sabes qué es lo que nos hace iguales? -susurró a mi oído con tranquilidad. -Que ambos tenemos una vida de mierda, lindura. En eso somos iguales. A diferencia que, tu vida de mierda inició desde que te agarraron. Me miró fríamente a los ojos y le sostuve la mirada a sabiendas que no era cierto, ni él ni nadie iba a arruinar mi vida de esa manera. Él solo quería intimidarme mientras trataba de seducirme o lo que sea que estuviese haciendo para su propio placer, así que seguí solo seguí estúpido juego. Besé parte de su mejilla y le susurré. -Tienes razón, hay una diferencia. Yo soy mejor que tú.