Sin la intención de desprestigiar a nadie, solo con el deseo de crecer, llegamos ha ser capaces de cometer actos mal vistos, cosas que de verdad desprendería un torrente de furia, si fuéramos aquella persona a la que se le inflige la ofensa. Lastimosamente, este mundo no siempre castiga el delito o premia lo justo, mas bien hace su cara a un lado para ignorar todo aquello que no sea relevante para ellos, en ese momento. Solo están dispuestos a aplicar la ley, conforme a sus intereses, por esta razón el mundo es lo que es.
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