Me llamo María, nunca me ha terminado de convencer mi nombre, así que preferiría que me llamases Meri. Apenas tengo 15 años y a veces siento que tengo muchos más, además de que me suelen decir de que soy muy inteligente y madura para mi edad.
En cuanto a mi familia, mi padre se llama Rodrigo, pero no vive conmigo, trabaja viajando por el mundo y no tiene tiempo para dedicarlo a pasarlo juntos. Mi madre, Rosa, murió cuando yo tenía 4 años, a causa de una enfermedad muy grave. Falleció delante de mis ojos, mientras que mi padre intentaba reanimarla de alguna manera, sin obtener éxito. Así que ahora te preguntarás que si vivo sola, y la respuesta es sí, y para colmo, rodeada de árboles, en medio del bosque. Pero no te preocupes, tanto tiempo sobrellevando esta situación, quieras o no, ayuda. Es por ello por lo que me considero más adulta de lo que soy, he aprendido a cuidar de mí misma, siempre sintiéndome sola, claro.
Bueno, ahora que ya sabes algo sobre mí, quiero que te pongas bien cómod@, porque voy a contarte una historia que te pondrá la piel de gallina, no tengo ni palabras para definir lo que me pasó, fue demasiado espeluznante.
Tiene que ver con mi madre. Todo empezó siendo una tontería, quién iba a pensar que una chica de 15 años que vive sola pudiera devolver a su madre muerta a tierra, suena increíble ¿Verdad? Bueno pues, vayamos al grano, voy a contarte algo que cambió mi persona totalmente.
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