-Por más años a tu lado, pequeña-dijo él entregándole una carta.
Ella la recibe con una gran sonrisa clavada en su rostro.
La muchacha la abre y comienza a leerla. Él la contempla muy emocionado, una lágrima amenaza con caer por su mejilla, pero se la limpia al instante, los hombres no lloran, y mucho menos por cosas como esta.
Ella no puede evitarlo, y si que llora. Cuanto más va avanzando mientras lee la carta que le ha escrito su novio, sus lágrimas y su emoción van a mayor.
Al terminarla, la joven estampa la carta contra la mesa y se levanta de la silla en la que estaba sentada.
-Joder, ¿como eres tan bonito?-le pregunta ella con todo el rímel corrido debido a las lágrimas.
Él no lo aguanta más y llora, al escuchar esas palabras se emociona y se abalanza sobre su chica para darle un abrazo. Al que ella responde.
Ambos cierran los ojos, ella apoya la cabeza sobre el pecho de él, y él apoya la suya en el hombro de ella.
Ninguno dice nada, sólo se escuchan los sollozos. Permanecen así cerca de un minuto. No puede haber nada mejor que estar juntos, solos, abrazados, sin que nada ni nadie los pueda separar, en contacto.
Cuando al fin se separan, la joven observa la cara de su novio, y alza los brazos para limpiarle las lágrimas con sus pulgares.
-No llores idiota
-Lo siento, sé que llorar por esto es de flojuchos-indicó el joven limpiándose las pocas lágrimas que le quedan.
La pareja se sentó en el sofá de casa de la chica, no hay nadie están solos. Permanecen abrazados
-Hoy ha hecho un año de nuestra historia-dijo ella algo colorada.
-Uno de los muchos que haremos princesa-dijo el chico mientras acariciaba el cabello castaño de su novia.
-Te quiero
-Mi niña, si algún día esto se acaba, quiero que me prometas que nunca me olvidarás. Por favor.
La muchacha se suelta de los brazos del chico y le mira fijamente a sus preciosos ojos cafés
-No lo haré, pequeño
-¿Me lo prometes?-pregunta él-
-Te
Todo comenzó cuando cumplí ocho años, ese accidente que nunca podré olvidar dije un poco triste. No pasa nada, pasó hace mucho tiempo me decían todos a mi alrededor.
Siempre sola, me encanta leer es mi aflicción para olvidar que estoy sola en una ciudad de papel con gente de papel, con la única compañía de mi amado abuelo.
Soy solo un chico que tiene mucha suerte en su vida que es genial en los deportes y enamora a cualquier chica. Siempre e tenido la vida demasiado fácil para mi propia salud.
Estoy solo y solo siempre me vi, para ser genial tuve que poner mucho empeño, ser frío y mala persona con todos para y poder ocultar que nadie aparte de mi familia me ha amado.
Tengo miedo de que alguien descubra porque ya no tengo la facultad de amar a nadie ni siquiera pongo el mínimo empeño en tratar de querer a alguien. Siempre he creído que si solo quiero a mi familia nada puede lastimarme.
Derechos de autor reservados,
Cero plagio de esta historia, ningún tipo de adaptación.