Existe un mundo dónde la corrupción pasea por las calles impune, dónde las mujeres son maltratadas por los hombres y la codicia es la base del sistema.
Eso no es un mundo,
Es un infierno.
Adel, un joven vigilante de apenas 138 años, tiene el don de la verdad y la justicia, vive en Solaris, un mundo dónde el hambre, el dolor y la muerte no existen.
No hay guerras, no hay criminales,
Solo paz.
En la Tierra que Adel observa día y noche es muy distinto todo, esos extraños humanos jamás parecen aprender.
No quiere ser como ellos, odiaría vivir en un lugar tan corrompido por los sentimientos.
Pero Adel es débil, ella lo ha hecho débil.
El amor ya no es un mito para él, lo conoce y se odia por ello. Y, sin darse cuenta, Adel ya se ha convertido en uno de ellos.
Castigado hasta el fin de los tiempos.
Condenado por amor.