Erase una vez una niña de cabellos dorados y una hermosa capa roja. Ella vivia con su madre en un pequeño pueblo en el bosque, y un dia fue a llevarle comida a su anciana abuelita y...
Bueno, adelantemos, mi nombre es María, aunque nadie me llama asi. Cuando la enorme bestia se comio a mi abuela y casi a mi, mi madre decidio alejarse de alli todo lo posible, y nos mudamos a la cuidad.
Siempre visto de negro con mi caperuza negra -Si, despues de mudarnos cambie la roja por una negra- que me tapa los ojos, aunque en clase suelen hacer que me la quite, almenos la parte de arriba, pero mi largo flequillo -de color azul, como mi pelo- impide que mis ojos verde esmeralda se vean.
Tengo mucho caracter y no tengo amigos ¿y para que tenerlos? solo lo pasas mal, o bien porque se van, o eligen una carrera diferente a la tuya... etc
Sobre chicos, bueno, que decir sobre ellos, son unos idiotas, si, todos ellos, no tienen remedio, antes me corto las venas que salgo con uno.
En la escuela todos "me temen" pero no por mi personalidad, que da miedo a veces/normalmente, si no porque tengo amigos cazadores y estuve con una bestia desde pequeña, de ahi que muchos creen que soy una maniaca o asesina como aquel monstruo.
Los profesores, bueno, que decir, todos me adoran por mis buenas notas, saco 10 pero por mi mal comportamiento mis notas son mas bajas.
Todos en la escuela me conocen como
Caperucita Negra....
SINÓPSIS:
Después de ocho meses de rehabilitación, Dylan, se tendrá que enfrentar a lo que era su antigua vida, ¿realmente será la misma? Luego de una sobredosis y haber perdido a la única persona que amaba deberá enfrentarse sola a lo que ella suele definir como "mundo de mierda". Nunca podrá borrar su pasado y volver a ser como una chica cualquiera, todas las miradas se centran ella con malas intenciones, desprecio y... ¿miedo? Obligada por su hermano para completar la etapa de rehabilitación asistirá a un grupo de apoyo en el cual compartirá lugar con la persona que menos esperó en su vida, ¿acaso los chicos perfectos no son tan perfectos cómo lo imaginas? Ambos se verán obligados a llevar adelante lo único que tenían en común, una adicción. Aunque ninguno de los dos se sienta interesado por ayudar al otro, deciden hacer una apuesta, una que podría cambiar el rumbo de sus vidas para siempre.
Las apariencias engañan, las palabras mienten.