Siento un frío dentro de mi cuerpo y por fuera siento el calor de esta vela que ilumina mi escritura. No puedo predecir el clima, este cuarto oscuro y sin ventanas no deja observar el final de un proceso. Pero puedo imaginar un alrededor feliz y pasivo. Donde los árboles se abrazan unos con otros y las estrellas fugaces se estrellan en un cielo sin final. Mi alma se desplaza hacia el horizonte para pertenecer a la libertad y convertir esta noche fría en una noche con sol. Mi alma camina sin detenerse, puedo observar gente sufriendo, gente feliz y gente que viví por vivir, como un poema sin inspiración. A todos ellos les leí mi poema y poco a poco el final se asomaba en sus ojos, con un brillo infinito. Que solo mi corazón podía predecir en ese momento. Un momento de expresión, donde mis lágrimas era la lluvia que hacía crecer la vegetación y mi sonrisa era el espíritu de un fantasma. Entonces descubrí que una brisa puede ser más extensa que cualquier tiempo humano. Una brisa que esconde mis penas y hace ver un mundo mágico.All Rights Reserved
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