Tenía apenas 20 años cuando acepté responsabilizarme en mi primer trabajo. ¡¡20 años!! No es casi nada. Muerta de miedo dije que quería el trabajo. Era un "trabajito temporal" como diríamos todos... pero no fue nada fácil dar el SI que cambia el rumbo de tu vida. Me sentía atrapada en un mundo donde la vida es más sencilla, más bondadosa y solidaria. Mucho más divertida, sin duda; donde los juegos abundan, según la imaginación de cada uno. En un mundo donde se permite viajar sin boleto a las estrellas, al infinito y más allá también. Allí donde se habla sin vergüenza, diciendo la verdad con cariño. Atrapada en un lugar tan especial, que hay que reconocerse pequeño para poder entrar. Aquel mundo que los adultos, de vez en cuando anhelan volver a cruzar.All Rights Reserved
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