Érase una vez un francés cuyo corazón nunca había estado enamorado y una española que, de estarlo tantas veces, su corazón estaba roto. No se conocían. No tenían nada en común. No había ninguna posibilidad de que se conocieran. Hasta que lo hicieron. Y de esa pequeña casualidad, salió una de las historias de amor más bonitas de todos los tiempos.