En la recóndita ciudad de Clavit, cada quien no tiene preocupación por su futuro, pues todo ya está decidido. A los dieciséis años, cada joven recibe dos tatuajes inmediatos y permanentes en cada muñeca: en la derecha, el nombre de con quién debe casarse y en la izquierda, su oficio. El gobierno -o Coegtu- confirma que no es obligatorio hacer caso a lo que piden los tatuajes, pero la mayoría de ciudadanos elige seguirlos. Sin embargo, Ophelia es una Aegri, es decir un producto de dos personas que no estaban destinadas a estar juntas. Con la idea de haber sido rechazada por las nuevas familias de sus padres biológicos y segura de que había sido declarada una renegada por la sociedad, ella está convencida que no va a conseguir un indicado. Pero, ¿saldrán las cosas cómo ella lo espera? ¿O recibirá a alguien excepcional?